jueves, enero 18, 2007

Me he quedado corto

Cirilo de Alejandría, santo, y oficialmente instigador de la horrible tortura y muerte de la matemática Hipatia de Alejandría
Según se desprende de la narración de los hechos históricos acaecidos desde más o menos la época de Frikipedio hasta el año 1000, año del edicto Pastafarica Debaclem que da ahora nombre a este blog, durante al menos doscientos años, el Cristianismo se enzarzó en una sangrienta guerra contra la sociedad pastafari de la época, de la cual finalmente resultó el dominio de la Cruz sobre el Espagueti. Los muertos fueron incontables, y la destrucción salvajemente orquestada por la creciente comunidad cristiana, y que en el mencionado edicto tiene valor de Ley, no tiene parangón en la Antigüedad.

La historia oficial, fruto de la ocultación consciente de lo sucedido por parte de la Iglesia triunfante, narra una serie de absurdas mentiras, según las cuales el Cristianismo fue finalmente aceptado por el Imperio Romano.

Según esta historia ficticia que nos han hecho creer durante mil años, una heroica Cristiandad habría divulgado pacíficamente la Palabra por toda Europa desde la muerte de Jesús hasta la caída supuesta del Imperio Romano sobre el siglo V d. C.

No obstante, se supone que los que se ha dado en llaman Padres de la Iglesia, habrían acabado con los restos de paganismo para asentar el nuevo culto.

Estos Padres de la Iglesia, en realidad fueron probablemente figuras históricas intrascendentes que se mencionarían en los documentos internos de una cristiandad entonces clandestina. La propaganda cristiana, que a partir de Silvestre II pudo campar a sus anchas, situó muy inteligentemente a estas figuras clave en una época muy anterior a la verdadera irrupción del Cristianismo en Europa.

En realidad, las investigaciones científicas actuales, aunque silenciadas por intereses políticos y religiosos, han demostrado en una serie de trabajos rigurosos, que fue el Pastafarismo el que protagonizó los últimos tiempos del Imperio Romano, gracias sobre todo a una revolución gastronómica que dinamitó los principios de las instituciones romanas. No es una casualidad que hoy la mayor parte de restaurantes de pasta estén en Italia, o que Giovanni Rana sea además de conocido por sus anuncios de tortelinis, un miembro destacado de la comunidad pastafari.

Según estas investigaciones, el Imperio Romano se diluyó lentamente, y la antigua religión fue dejando paso al Pastafarismo con la misma suavidad con la que los italianos -y todo el Imperio después- se fueron acostumbrando a dejar de comer lenguas de colibrí en mermelada y apreciaron el contundente sabor del parmesano sobre la salsa boloñesa.

Nuevamente en Inciclopedia, compendio universal del saber humano, jamás superada, encontramos una cultísima referencia a este momento histórico:

Jesús, el Cocinero Celestial

En pleno Imperio Romano, nació en Egipto, en extrañas circunstancias un hombre que volvería a poner las cosas en su sitio: Jesús, hijo de José y María, y cocinero de profesión.
Jesús tuvo una serie de revelaciones que le llevaron a darse cuenta de que existía el Monstruo de Espagueti Volador. Quizá tuviera algo de importancia el que el propio Monesvol se preocupó de aparecérsele un día sí y otro también y le explicó con todo detalle como Dominar el Mundo. Para que no se le olvidase nada le regaló un ejemplar lujosamente encuadernado del libro sagrado por excelencia: Sagrado Libro de las 1001 Recetas de Pasta, compendio de toda la sabiduría divina (antecesor de esta Inciclopedia), y con unas recetas para chuparse los dedos. Jesús fue un cocinero de renombre y sus platos revolucionaron la cocina de la época. Muchos romanos empezaron a comer raviolis, tallarines y pizzas, y dieron la espalda a los refinados platos del imperio como las lenguas de colibrí en baba de caracol o los ojos de rana en gelatina.

Los cocineros romanos de la época estaban encantados. Sus restaurantes empezaron a llenarse y parecía que toda Italia hubiese sido creada para comer pasta... pero como siempre pasa, el malo de turno estaba enfadado porque no comía ya nadie sus potingues y consiguió convencer al emperador para que persiguiese a Jesús. Finalmente fue crucificado en la remota región de Judea, por órdenes de un tal Poncio Pilatos, el subordinado de turno. Los pinches de Jesús, doce exactamente, se dedicaron, a la muerte de su jefe, a extender la comida italiana y sus salsas junto a la creencia en el Monstruo de Espagueti Volador. En el siglo V el Imperio Romano desaparece bajo las hordas bárbaras, aunque ya se había convertido irreversiblemente a la fe verdadera, y sus fogones hervían pasta.

Época Dorada

La Edad Media supone la etapa dorada de los pastafaris, y su iglesia se organiza jerárquicamente. En Roma reside el Papa, o Cocinero Celestial (en recuerdo de Jesús), y allí se custodia el Sagrado Libro de las 1001 Recetas de Pasta. La sociedad conoce un auge científico y humanístico sin precedentes, y las ciudades crecen al menos tanto como en Grecia y Roma.

Dios envío un montón de profetas para que extendieran el mensaje pastafariano y aún hay herejes cristianos...
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Dios envío un montón de profetas para que extendieran el mensaje pastafariano y aún hay herejes cristianos...

El Cristianismo

Pero una facción de antiguos creyentes romanos, profesa en la sombra una herejía llamada cristianismo. Según esta herejía Dios es un señor con barba blanca y Jesús un líder político de Judea que tiene superpoderes.
El caso es que poco a poco van pervirtiendo a altos cargos de la iglesia pastafari y sustituyéndolos por personas de su confianza.
Tras 200 años de batallas, en las que sin duda destaca el caballero Frikipedio por sus éxitos que casi aniquilan el cristianismo, estos herejes llegan a tomar desgraciadamente todo el poder de la Iglesia en el siglo XI.

A partir de entonces, no sólo ajustician a todo aquel que no quiera convertirse a su fe, sino que llegan a borrar todo rastro de pastafarismo en la antigüedad y reescriben la historia para hacer creer que la caída del Imperio Romano, los mártires y toda la organización de la iglesia se deben al cristianismo. Derriban ciudades, queman bibliotecas y hasta destruyen el proyecto de nave espacial con motor de curvatura que se desarrollaba en Gondwana. Tallan toscas imágenes sobre los restos de los monumentos al Monstruo de Espagueti Volador, y finalmente parece que esta religión nunca hubiese existido.

La Venganza

En el Siglo XXI, cuando Bush decide dar luz verde a la enseñanza del Diseño Inteligente en todo Estados Unidos, el Monesvol decide volver a aparecer e informa (como otrora hiciera con Jesús) directa y detalladamente a Bobby Henderson sobre la verdadera naturaleza divina.

Desde entonces el auge de Dios es imparable de nuevo, y los cristianos deben hacer frente a sus excesos, puestos de relieve en el nuevo libro sagrado: Las Nuevas 1001 Recetas de Pasta. No es casualidad que la página web oficial de la nueva Iglesia Pastafari sea http://www.venganza.org.



De Inciclopedia, Pastafarismo, historia.

Gracias a los importantes trabajos de investigación antes referidos, hoy sabemos que el Cristianismo destruyó la mayoría de los templos y palacios, bibliotecas, etc, construídos por el Pastafarismo antiguo y medieval. No obstante, los restos de edificios que suelen atribuirse a los romanos, son en realidad vestigios pastafaris, según muy recientemente demostró el Doctor Julius Sisah, importante paleopastafariólogo. La saña puesta en la destrucción fue tal que no han bastado mil años de dominación para silenciar tal ignominia. Los muertos se encuentran por doquier, y para poder justificar todo el montaje, inventaron la persecución de los paganos a partir de la época de los Padres de la Iglesia mencionados.

Pero una atenta lectura a las Crónicas antiguas y medievales, y hasta de la hagiografía clásica y medieval, permite hacer un recuento de víctimas, atribuídas a estos tiempos, pero que debieron suceder mucho más tarde, bien durante las Guerras Pastafaris, o al terminar, en los doscientos años de agonía pastafari que vinieron tras el edicto Pastafarica Debaclem.

Hace poco encontré en Internet una página web, llamada Herencia Cristiana, en la que si bien cometen también el error de dar por cierta la historia oficial, se dedican a recoger un exhaustivo recuento de víctimas de las hordas cristianas, y no sólo de los primeros tiempos. No deja de sorprender que sea la propia Iglesia quien haya permitido la difusión de estas listas de mártires paganos, pero así es. ¿Sería para evitar la vuelta del Pastafarismo?

Es cierto que los pastafaris, en sus sucesivas Cruzadas -narradas entre otros estudiosos por quien esto escribe- no fueron precisamente amables con los ejércitos de la Cruz...

Pero el número de muertos y las atrocidades narradas oficialmente por los propios cristianos son de tal calibre que sólo puedo decir: ¡me he quedado corto!

1 comentario:

Anxo Varela dijo...

Pronto. Tened Paciencia, fijosdalgo. Por cierto, sabed que sigue en apretando el botón de "Leer Más"