Han sido cuatro años de silencio. Cuatro años en los que este gran proyecto (la traducción y publicación del Corpus Frikipedicum) ha sido bruscamente interrumpido.
Habéis de saber que han sido varios los motivos de mi silencio.
El primero ha sido la crisis. La financiación con la que este proyecto contaba ha sufrido una merma importante. Hemos pasado de un presupuesto anual de varios cientos de euros a tener que pagarnos la leña con la que calentábamos la estancia en invierno.
El segundo, y no menos grave, facilitado por la crisis y los problemas de financiación, han sido el descrédito y los ataques que hemos sufrido. En la entrada anterior todos habéis podido leer un comentario que rezaba:
"soys subnormales"
Esto no es más que la parte visible del iceberg de insultos y amenazas que este blog ha sufrido desde hace cuatro años. Como si de una conspiración se tratara, en cuanto nuestra patrocinadora, la Fundación para el Conocimiento del Medioevo Precristiano cambió su nombre por "Fundación para la Defensa del Santo Nombre de Jesús y la Extinción de las Herejías", misteriosamente nuestra financiación ha sido reducida a un clip oxidado a fin de año y han empezado a aparecer en nuestra bandeja de entrada correos ofensivos y comentarios en el blog de mal gusto y peor ortografía como este que os puse arriba.
Pero con diferencia, lo más grave y definitivo ha sido el ataque directo que nuestro proyecto ha sufrido, y que hasta ahora no me había atrevido a contaros.
El que aquí os escribe no sólo se ha dedicado a compilar y ordenar estos textículos frikipédicos. He tenido el gran honor de participar en varias campañas de excavaciones en los yacimientos frikipédicos: zonas de Galicia mencionadas en el Corpus y en las que teníamos la sospecha de que perduraría algún resto de la antigua grandeza pastafárica. En junio de 2010 he participado en un increíble descubrimiento arqueológico. Se trataba de un hallazgo tan importante, tan extraordinario, que haría cambiar los libros de Historia. Ante nosotros teníamos los mismísimos restos de la mítica ciudad de Coruvigo, la legendaria capital de Gondwana. Unos hermosísimos relieves eróticos y textos en escritura proto-pédica habían sido encontrados en las inmediaciones de Hospital do Incio, en O Courel. Allí hallábame yo con el insigne doctor Varelov, gran estudioso de la cultura pastafárica precristiana y sin cuyos generosos aportes jamás hubiera sido posible este magno proyecto, cuando el puesto fue atacado. Unos extraños (probablemente del grupo antipastafárico ultracatólico "Amanecer Cruzado") se acercaron al puesto mientras estábamos realizando nuevas catas de los estratos sedimentarios en los alrededores. Con algún objeto contundente destruyeron las bellísimas estelas, reduciéndolas a polvo. El fragmento más grande que ha quedado es de apenas tres centímetros de largo. En su saña destructora, también quemaron nuestras notas y destruyeron nuestros equipos. La operación, lejos de ser mero vandalismo, incluyó el borrado de archivos informáticos en nuestras sedes de Lugo y Sanxenxo, más un ataque "hacker" a nuestras cuentas en Google, con el blanqueado total de nuestras copias de seguridad en la Red. Una nota manuscrita con espantosa ortografía fue dejada en medio de aquel destrozo. "Dejaz adios enpaz. Ho dejais d vuskar piedritas ho la prosima ved hiremos ha x bosotros".
Los intentos de denunciar estos hechos han sido infructuosos. Nos han dado largas, malas constestaciones o silencios administrativos. Un amigo juez, en privado, nos ha aconsejado huir, salir de la zona. Realmente, tanto Varelov como yo y el resto del equipo de excavación, hemos visto que dada la furia y la impunidad (protección, diría yo) con la que estos delincuentes cuentan, lo más sensato era hacer caso. Varelov ha vuelto a Ucrania. Otros miembros del equipo han vuelto a sus lugares de origen o a casa de sus padres. Yo he emigrado a Andalucía: actualmente os escribo desde Málaga. Me ha llevado tres años recomponer mis archivos, y lo cierto es que tampoco hasta el momento he tenido ni mucho tiempo ni muchas ganas de continuar con este proyecto, por la mezcla de miedo y desánimo.
En la actualidad, empero, creemos que es posible retomar el proyecto. Nos llevará algún tiempo, porque las prisas para huir han provocado que parte del archivo original se perdiera o se quedara en Galicia, y que la parte restante se haya desordenado notablemente.
Supongo que en unos meses al fin podremos sacar a la luz nuevos textos y puede que alguna de las magníficas ilustraciones que les acompañarán.
Sin más, me despido con el tradicional saludo pediense, en el que el interlocutor preguntaba amistosamente y con gran curiosidad sobre los proyectos futuros:
"OLA K ASE"
que puede traducirse de forma libre como "Te saludo, amigo. ¿Qué te traes entre manos?".